Nuestro coordinador de la Maestría en Comunicación Política con mención en Gobernanza y Procesos Electorales, Nicolás Castro, hace un análisis de lo que fue el debate electoral, desarrollado el pasado domingo 13 de agosto de 2023, con una mirada académica y con varios de los criterios que se manejan en este programa de cuarto nivel.

Castro asegura que más allá de los memes, las críticas al formato y los argumentos sobre quién resultó ganador del debate electoral es importante para los comunicadores políticos y asesores de campaña analizar qué tipo de estrategias de comunicación implementaron los candidatos presidenciales; qué enfoques funcionaron y cuáles no.

Partiendo de que todos los aspirantes cuentan con un equipo de consultores que determina los mensajes a posicionar, delimita su encuadre –framing– y asesora en media training (aunque en algunos casos parece que no), es necesario comprender cómo y por qué ciertas ideas obtuvieron más resonancia que otras, algunas convirtiéndose en tendencias orgánicas en redes sociales y otras que se insertaron en la conversación de manera forzada.   

En este contexto, el coordinador del máster habla sobre algunas estrategias que se desplegaron durante el debate, evaluando su pertinencia según el contexto social y su posible impacto: 

El poder de lo simple: A pesar de que moderadores solicitaron a los candidatos profundizar en los objetivos y metodologías para alcanzar sus propuestas, resulta fundamental reconocer que las personas cognitivamente asocian más a los candidatos con términos y palabras simples (como mano dura, seguridad o patria) en lugar de extensos planes de gobierno. De ahí que independientemente del fondo de la pregunta, los candidatos hayan preferido enfatizar al comienzo de sus intervenciones las palabras clave de sus discursos.   

 Apelar hacia la nostalgia -no siempre es conveniente-: La principal estrategia de la campaña del movimiento que lidera las encuestas -Revolución Ciudadana- consiste en apelar a la nostalgia (el clásico, “antes estábamos mejor”). Henry Jenkins sostiene que los recuerdos suelen generar vínculos emocionales con las personas. No obstante, dada la necesidad de la ciudadanía de una visión compartida de futuro, este enfoque puede resultar funcional para el núcleo duro del correísmo, pero no para atraer a nuevos electores.   

Repetir, repetir, repetir: A la mitad del debate, muchos de los ciudadanos comentaban en X y grupos de WhatsApp sobre lo recurrentes que se volvieron las respuestas; las ideas se reiteraron incluso en preguntas ajenas al tema de turno. Aunque podría parecer monótono, para una audiencia cuya atención está dispersa e identifica la inseguridad como el principal problema del país, la repetición facilita la asociación y retención. 

 Imposición más que conciliación: La inclinación histórica del electorado ecuatoriano hacia los liderazgos fuertes, junto con la actual sensación de vulnerabilidad, conlleva que los mensajes de conciliación tengan menos acogida. Al final, los ataques a otros candidatos y las posturas que demostraron firmeza generaron mayor impacto. De hecho, en distintas plataformas los usuarios demandaron una mayor confrontación entre candidatos.  

 Manejo de las emociones: Los debates permiten intuir la inteligencia emocional que posee un candidato ante situaciones de presión. Actitudes, posturas y gestos tienen más valor que las propuestas en sí mismas.  

El debate determina por quién no votar: Finalmente, y considerando que estos espacios tienden a reafirmar los sesgos e ideas preestablecidas, es pertinente mencionar que los debates principalmente aclaran a la ciudadanía por quién no votar.  La explicación es simple: los prejuicios tienden a reforzarse.  

Los debates constituyen un mecanismo democrático que busca acercar a la ciudadanía con las propuestas y planes de gobierno. El problema está en que el deber ser de un debate racional (intercambio de argumentos y proyectos de políticas públicas), se contrapone con los impulsos emocionales, el escaso tiempo de promoción, el agotamiento que genera un debate de tres horas y la dinámica histórica hacia los conceptos simples, explica Castro.

En esa línea, el desafío está en articular los formatos con los enfoques contemporáneos de comunicación política, algo en lo que los maestrantes de nuestro programa en Comunicación Política con mención en Gobernanza y Procesos Electorales abordan en clase.