Cecilia Puertas
Docente investigadora

El otro día tuve un concierto privado de un sinsonte tropical (Mimus gilvus). Mientras trabajaba, lo escuché por la ventana de mi estudio y lo vi posado en el techo contiguo mientras me deleitaba con su canto durante varios minutos. Y digo privado porque nadie más le prestó atención a semejante maravilla y me pregunto cómo la gente puede pasar por alto estas cosas.

En este mundo moderno, hemos perdido la sensibilidad, la capacidad de asombro, vivimos en una carrera materialista, donde todos salimos perdiendo. Las cosas simples de la vida son las más hermosas y muchas de ellas son gratuitas. Tal es el caso de los servicios ecosistémicos o servicios ambientales, estos son recursos o procesos que resultan del propio funcionamiento de los ecosistemas naturales y que benefician a los seres humanos sin ningún costo. La biodiversidad es esencial para la función de los ecosistemas y para que estos presten sus servicios.

Entre algunos de los ejemplos de estos servicios ambientales están: la producción de agua limpia, la formación de suelo, la regulación del clima por parte de los bosques, la polinización, y como no todo es material, también hay servicios recreativos y espirituales como las puestas de sol o el canto de las aves.

Cuando no somos capaces de conservarlos, su degradación conduce a perjuicios significativos en el bienestar humano, es ahí cuando nos damos cuenta de su valor. Y ese precisamente es el problema, como no nos cuesta no los apreciamos y no los cuidamos, hasta que tal vez ya sea demasiado tarde.

Pero ¿cómo asignar un valor a lo que no tiene precio?

¿Cómo definir, por ejemplo, cuánto vale el almacenamiento y la producción del agua o el trabajo de polinización realizada por insectos? ¿Cuál es el precio de una puesta de sol?

Lastimosamente, en esta realidad donde el idioma universal tiene cifras, debemos ponerles precio a los servicios ecosistémicos para protegerlos. Algunos científicos pensaron que una de las maneras sería calcular cuánto nos costaría hacerlo nosotros mismo. Otros mecanismos incluyen un análisis de mercado. ¡Los números obtenidos fueron exorbitantes!.

Se estima que el valor monetario anual de los servicios de polinización natural en la agricultura mundial podría ascender a los 200 mil millones de dólares. Más del 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización.

Un estudio estima el valor económico de 17 servicios ecosistémicos para 16 biomas. Para la biosfera entera, el valor (la mayoría de los cuales está fuera del mercado) se estima en un rango de $16-54 trillones por año, con un promedio de $33 trillones por año.

Sin embargo, estas y otras aproximaciones de asignación de valores monetarios no consideran muchos aspectos de los ecosistemas por falta de conocimiento del funcionamiento del sistema y del capital natural en general, por lo que su valor es pobremente entendido y, por ende, subvalorado.

Así esta pequeña avecilla me brindó un servicio ambiental, me alegró el alma sin recibir pago alguno. Ojalá pueda continuar haciéndolo por mucho tiempo, aunque el resto del mundo ni siquiera lo note.