Turismo de aventura, turismo ecológico, turismo cultural, turismo rural; por citar algunas de las formas que los profesionales de turismo denominamos a la manera (modalidades) de realizar esta actividad, asume cada una de ellas un rol y un objetivo en particular, no siempre se limita a sus características peculiares, pero está dada en parte por el destino en especial que elegimos para realizarla. Así es que, de entre las diversas formas de hacer turismo, existe una que, a mi pensar debe constituirse en la premisa y el catalizador de la aventura que aceptamos en el momento en que decidimos viajar, y esta sin duda es el “turismo consciente”.

“El turismo consciente es una experiencia de vida transformadora que genera un crecimiento personal que nos convierte en mejores seres humanos. Este nuevo concepto se sustenta en los principios de sostenibilidad y ética y promueve los valores de la paz, la amistad, el respeto y el amor a la vida como la esencia de la práctica turística. Constituye un pacto de convivencia, responsabilidad, respeto mutuo y comunión entre los agentes turísticos de las comunidades emisoras y receptoras, el turista y el patrimonio natural y cultural. El turismo consciente es un concepto vivo, dinámico y en constante construcción. Es una experiencia del dar y recibir”. Ministerio de Turismo del Ecuador (ed.). «Turismo Consciente». (2012). Esta iniciativa fue propuesta por primera vez en la XI Conferencia Iberoamericana de Ministros de Turismo desarrollada en Asunción (Paraguay) en el 2011.

Entre algunos de los aciertos logrados por el Ecuador, el concepto de turismo consciente es sin duda uno de los grandes aportes al turismo, y se trata de la interrelación natural y particular que resulta del ejercicio de la actividad propia de conocer lugares, personas, paisajes y culturas, que simplemente busca un aprendizaje extra y que en muchos casos se vuelve una necesidad constante de convertirnos en mejores seres humanos. Viajar conscientemente nos permite cosechar riquezas en distintos niveles, espiritual, físico, mental, etc. Pero que, a cambio solo nos exige la sostenibilidad, la paz e involucrarnos con el medio que visitamos, pero de forma integral, buscando la protección y la conservación de aquello que tenemos la oportunidad de conocer, disfrutar y vivir.

Esta virtud brindada a la humanidad nos pide solamente buscar la felicidad al viajar y nos invita al aprendizaje constante. El secreto está en involucrarnos y convertirnos en agentes del turismo, no solo es viajar, no solo es mirar de lejos creyendo que “eso” no nos pertenece; hay que vivirlo y protegerlo como nuestro, solo así podremos conservar un destino y permitir que otros tengan el privilegio de conocerlo intacto. Que es a final de cuentas y lo que en otras palabras significa la sostenibilidad.

Seamos entonces viajeros conscientes y responsables, adoptemos esta forma, la correcta forma de hacer turismo, permitiendo que las generaciones que vienen tengan la suerte de conocer lo que hoy en día el turismo nos permite vivir.

Francis Maldonado Vivanco

Docente tiempo completo – Escuela de Hotelería.

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