Son trastornos alimenticios, con manifestaciones psicofísicas diversas que afectan en un mayor porcentaje a las mujeres, pero con iguales efectos en los hombres.

Un porcentaje de pacientes puede presentar complicaciones físicas graves, que de no tratarse correctamente pueden llevar a la muerte, se ha observado que un índice de masa corporal (IMC) < 12 está relacionado con mayores complicaciones clínicas.

En las complicaciones influyen el  bajo peso, atracones, conductas purgativas, ejercicio extenuante y autolesiones, siendo reversibles con una adecuada recuperación del peso y estado nutricional.

La compleja naturaleza del trastorno, requiere de un tratamiento interdisciplinar intensivo, jugando un rol fundamental el equipo de médicos, psicólogos y dietistas-nutricionistas siendo éstos de gran importancia para manejar aspectos dietético-nutricionales, como el restablecimiento ponderal, el logro de una ingesta que cubra los requerimientos y una adecuada educación nutricional.

La educación nutricional es importante durante el proceso del tratamiento nutricional, busca cambiar el comportamiento alimentario a través de la comprensión del problema y del conocimiento de los beneficios del cambio.

El objetivo del tratamiento nutricional es que el/la paciente posea un estado nutricional adecuado, realizar una adecuada educación nutricional, motivar y preparar el cambio de la conducta alimentaria, para lo cual el paciente debe comprender la utilidad de la educación nutricional y estar de acuerdo en recibirla.

Reaprender a comer:

  • El tratamiento nutricional en un paciente con desórdenes alimenticios debe enfocarse en intentar que reaprenda a comer para lo cual se establecen objetivos que normalicen el patrón alimentario y el peso corporal.
  • El plan alimentario debe ser pautado y consensuado con el paciente estableciendo el requerimiento energético – nutricional adecuado, de acuerdo a la necesidad del paciente y con horario personalizado.
  • Se debe procurar la compañía de familiares en las comidas.
  • El ambiente de las comidas debe estar libre de tensiones y así evitar excusas para dejar de comer.
  • El fraccionamiento del plan nutricional debe darse de 4 a 6 comidas, comer a intervalos cortos puede ayudar a consumir cantidades adecuadas de comida y estimular el apetito que el paciente ha perdido.
  • Se deberá incluir una variedad de alimentos.
  • La clave de la recuperación está en el asesoramiento oportuno de los profesionales que integran el equipo multidisciplinario y el diseño de un plan de alimentación específico y adecuado a cada paciente.

BIBLIOGRAFÍA:

Morande. G, Graella. M, Blanco. M( 2014). Trastornos de la conducta alimentaria y obesidad. Madrid, España: Editorial Médica Panamericana.

Agència d’Avaluació de Tecnologia i Recerca Mèdiques. (2009). Guía de práctica clínica sobre trastornos de la conducta alimentaria. Barcelona.

Jáuregui-Lobera, Ignacio, & Bolaños-Ríos, Patricia. (2012). Revisión del tratamiento dietético-nutricional de la anorexia nerviosa. Revista médica de Chile, 140(1), 98-107. https://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872012000100015