Por: Dr. Esteban Terneus            

Director Escuela de Gestión Ambiental

 

En 1927 Joseph Sinclair, un geólogo petrolero norteamericano que recorría el Río Coca, llegó a una curva pronunciada que fue bautizada luego por la población como “Codo Sinclair”, punto en el cual se produce una ruptura geológica natural de más de 600 mts., formando la cascada de San Rafael y que en la actualidad ha reducido significativamente su caudal de agua. El Estado Ecuatoriano, a través del desaparecido Instituto Ecuatoriano de Electrificación –INECEL, durante los años setenta y ochenta, estudió el enorme potencial hidroeléctrico existente en el Ecuador y las excelentes características hidrogeográficas de la cuenca del Río Napo, especialmente de su tributarios, los Ríos Coca y Salado, lugar donde se asienta uno de los proyectos emblemáticos del anterior gobierno, la hidroeléctrica  “Coca Codo Sinclair”, como el proyecto más atractivo de esta cuenca, con una producción de  1.500 MW/hora y con proyecciones de exportación de energía a países vecinos.

Una de las recomendaciones que arrojó el estudio de impacto ambiental de rigor en este tipo de proyectos, fue que se respeten y se definan de manera objetiva y técnica los “Caudales Ecológicos”, entendidos como las cantidades de agua necesarias para garantizar la vida de los organismos acuáticos en un cauce de agua. Además, se determinó como necesario e imperativo desarrollar actividades de manejo integral de la cuenca, con la finalidad de controlar procesos erosivos intensos, sobre todo con los aportantes del Río Salado, identificado como el mayor generador de sedimentos en la zona.

Estos dos aspectos no se han atendido de manera efectiva hasta la fecha, provocando el desastre natural que todos conocemos y que es de dominio público, la famosa “Erosión Regresiva”, pero ¿qué significa y en qué consiste este fenómeno? Es cuando la hidrodinámica de un río es tan fuerte que puede carcomer las orillas y taludes aledaños a su cauce, cambiando el trayecto original del río. Es regresiva cuando el socavamiento se come el lecho del río, pero en sentido contrario a su cauce.  De acuerdo a estudios de hidrodinámica de ríos, este es un fenómeno natural que ocurre con frecuencia en gran parte de ríos caudalosos y forma parte de la dinámica natural de los cuerpos de agua; sin embargo, en el caso particular en referencia existe un añadido y es el haber alterado los caudales originales de los aportantes que conformaban la cascada de San Rafael, restándole su capacidad de flujo y conducción de volumen de agua, lo que provoca un debilitamiento y resquebrajamiento de los lechos de agua, dejándolos mucho más susceptibles a ser acarreados por el agua, en épocas de intensas lluvias y explosiones súbitas de caudal.

Aparentemente, la única solución estaría en un reencauzamiento del Río Coca en época de estiaje sobre el área de afectación, evitando que la fuerza de choque del agua en curso, encuentre taludes a su paso y no se produzca socavación hídrica. Además, un manejo integral adecuado de la cuenca hidrográfica, garantizará la disminución de procesos erosivos y retención de agua en época de lluvias, permitiéndole al sistema autorregular su exceso de agua en forma gradual y menos explosiva. Por esta razón es muy importante que los estudios de impacto ambiental se los tome con la seriedad del caso y no como un simple trámite ambiental a cumplir para la adjudicación de contratos.

La Escuela de Gestión Ambiental de la UIDE te invita a formar parte de los futuros profesionales con capacidades necesarias para entender y asesorar sobre este tipo de fenómenos naturales, que seguramente se seguirán presentando con mayor intensidad en el futuro.

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