Francis Maldonado Vivanco
Docente Tiempo Completo
Escuela de Tursimo

Es curioso en estos tiempos pensar que lo que vivimos pronto pasará y que todo aquello que solíamos hacer pronto volverá a su “normalidad”. Quizás es lo más cómodo imaginar, porque eso mismo, no nos costaría pensar. Anhelamos retomar todo donde lo dejamos y así continuar; esta idea me lleva a analizar a una premisa usada en este tiempo, el llamado “turismo en pausa”. Quiero iniciar conceptualizando que el aprovechamiento de un destino turístico como tal, se define en nada más que sacar el mayor beneficio posible en muy poco tiempo. Pero, ¿cuál ha sido el gaje que aporta esta actividad a las ciudades, al destino como tal y al sitio, más allá de los réditos económicos? Y en consecuencia ¿qué le damos al turista a cambio?

Hablamos siempre de una experiencia, pero desde el punto de vista del turista esta ha sido marcada por el ritmo frenético de la vida, donde tratamos de recorrer la mayoría de atracciones de un destino en el menor tiempo posible; haciendo largas filas para visitar museos, abarrotando restaurantes, colapsando aeropuertos, buscando horas por un aparcamiento, reservando con años de anticipación la visita a un lugar repleto de personas. Hasta hace cinco meses era quizás la forma en la que hacíamos turismo y todo eso cambió. Hablamos del turismo en pausa como una forma de sostener lo que habíamos construido, también como una esperanza de que se puede continuar aun después de este tiempo, quizás estoy criminalizando o romantizando el hecho de que estamos en medio de una pandemia y que tal vez muchos prefieren minimizarlo; pero, en lo que a mí respecta,  es momento de redefinir el futuro de los destinos turísticos, de lo que llamamos “hacer turismo”, es momento de descubrir el legado que las ciudades y lugares naturales tienen para ofrecernos, es momento de vivirlo, no en pausa, pero si con una visión más compleja, con visitas tranquilas y sin apuros, con miradas más profundas hacia su historia, su forma de vida, descubriendo paso a paso el ecosistema que lo conforma.  ¿Qué de lo que tenemos como destino hará que un viajero nos elija? Ha sido siempre la pregunta al desarrollar los proyectos turísticos. En estos tiempos la pregunta correcta sería ¿cuánto de lo que tenemos está dispuesto un turista a explorar, a conocer y a vivir? Finalmente se trata de redefinir la experiencia de quien visita un lugar, mas no de la capacidad de acogida que tenga un destino, sino de la calidad que resulte de esta interacción.

Finalmente creo que por sobre todo Ecuador resultaría un potente nuevo destino para ofertar esta experiencia, su mega diversidad y su pluriculturalidad le darían en este momento la ventaja competitiva que no habríamos logrado en el sistema turístico de ayer. El reto está entonces en como redefiniremos nuestros conceptos de destino, oferta, turismo y por sobre todo, experiencia.

#HechosDeExperiencias