Por: Dr. Esteban Terneus​

Director Escuela de Gestión Ambiental

 

Es conocido por todos que el Boom petrolero en Ecuador inició en la década de los 70´s con la llegada de la multinacional TEXACO y posteriormente con la participación de la empresa estatal CEPE. Hasta el día de hoy es motivo de discusión y análisis si el petróleo le ha dejado al Ecuador los suficientes réditos económicos como para resolver sus problemas socio-económicos, a costa y sacrificio de sus recursos naturales y de la salud de su gente,luego de 50 años de explotación petrolera. Como consecuencia de lo anterior, el país ha recibido ingentes réditos económicos, producto de la famosa Bonanza Petrolera, sobre todo durante la última década del nefastogobierno del socialismo del siglo XXI, en el que el costo del barril de petróleo superó durante todo el periodo los 100 USD, recursos que fueron despiadadamente despilfarrados en obras que simplemente buscaban réditos políticos y electoreros y además, gran parte de ellos, fueron destinadospara engordar los bolcillos de unos cuantos mafiosos pertenecientes al clan del correísmo y que ahora gozan de sus rentas mal habidas. Pero el tema no queda ahí, recordemos cuando se intentó resarcir este despilfarro, haciendo la pantomima de la famosa campaña La Mano Negra de CHEVRÓN”, valiéndose de las caras y perfilesrimbombantes de grandes celebridades y desde un perfil más bajo, aprovechándose del dolor de un grupo de comunidades desprotegidas y grandemente afectadas de nuestro oriente ecuatoriano. Redentores leguleyos nos metieron en un litigio internacional que le podría costar al pueblo ecuatoriano algunos millones más en las cortes extranjeras, por el efecto búmeran de la contrademanda de Chevrón, dejando una muy mala imagen de nuestro país a nivel internacional.

 

Me pregunto yo, cuantos de nosotros hemos reflexionado sobre el efecto que ha causado está mal llamada “Bonanza Petrolera”, cuando sabemos que la calidad de vida de lagente y sus recursos naturales no han mejorado en lo absoluto; cuando observamos atónitos todos los desastres naturales que la mala práctica de extracción petrolera ha provocado en la mayoría de los casos, dejando cientos depasivos ambientales ocultos en los suelos de nuestro oriente Ecuatoriano, causando millares de enfermos y provocandomalformaciones genéticas, especialmente en los sectores más contaminados como Shushufindi y los alrededores del río Coca, además de bosques destrozados, suelos contaminados y aguas en agonía. Uno de los ejemplos más claros, y me consta porque lo he vivido de cerca por mi profesión, es el caso del derrame de 2.000 barriles de petróleo ocurrido en el 2003 en el río Tambo, el principal afluente de la laguna de Papallacta, recurso de mucho valor ecológico por su aporte de alrededor de 1.000 l/s de agua y que actualmente solo la vemos escurrirse por entre las piedras volcánicas y seguir su curso, al no poder aprovecharla como fuente de abastecimiento para la ciudad de Quito, por sus altos valores de arsénico y metales pesados, aun persistentes como consecuencia del fatal derrame.

Por si fuera poco, la pesadilla de la “Bonanza Petroleraapareció una vez más este martes 7 de abril del 2020, dejándonos unos cuantos quilates más de oro negro disueltos en las aguas de nuestros majestuosos ríos amazónicos Cocay Napo, obligado e realizar la habilitación de un acueducto alterno desde el río Payamino, construido en 2013, para abastecer de agua potable a la capital de Orellana, seguramente en espera del próximo derrame y meditar a quien más quitamos el agua para resarcir este cáncer de la naturaleza, que la bonanza petrolera no ha sabido retribuir.

Hasta cundo debemos esperar políticas destinadas a mejorar los procesos de producción petrolera, cobijadas por un adecuado marco jurídico que penalice con rigor este tiempo de crímenes ambientales. ¡Hasta cuando!