Cuarentena y seguramente te preguntas por los retos que enfrentan (y enfrentarán) las empresas. ¿Quiénes son los más afectados? ¿Qué profesionales tendrán más demanda? ¿Cuáles son sus desafíos? Si de algo tengo certeza es que, posterior a la pandemia, la comunicación se constituirá (si es que ya no lo es) en el eje estratégico que permitirá a las organizaciones recuperarse, crecer y ser sostenibles en el tiempo.

¿Lo dudas? Te invito a revisar las siguientes reflexiones:

El poder de lo digital: durante la cuarentena, las distintas generaciones se han visto obligadas a interactuar con el espacio digital, quieran o no. Este escenario conlleva nuevas oportunidades en términos de redes sociales, narrativas interactivas y producción multimedia.

Las relaciones se construyen a través del diálogo: en épocas de crisis y recesión, las marcas se han dado cuenta de que la comunicación no es solo publicidad: los vínculos se crean con diálogos directos, humanos, simples.

Infodemia y el impacto de las fake news: en la web existe una sobrecarga de contenidos; muchos de ellos falsos y pensados para causar conmoción. ¿Quién mejor que un comunicador para combatir este problema?

Empresas directas y transparentes: en el trabajo, ponerse de acuerdo (y alcanzar consensos) es difícil.

Recuerda que es el comunicador, el responsable de explicar a todos los funcionarios, de manera estructurada, los objetivos por cumplir (la efectividad de un mensaje depende del tono y la manera que éste se transmite).

Vocería: las empresas deben participar en la conversación social (ya no son aquellos entes alejados de la comunidad). Sin embargo, los flujos de información y el enfoque de los mensajes, tienen que ser tratados desde una perspectiva profesional.

Comunicar no solo es informar y postear en Facebook: requiere una amplia capacidad para analizar escenarios, investigar y, con base en los resultados, construir mensajes y propuestas. Dinámicas que, sin lugar a dudas, requieren una preparación integral.

Phd. Patricia Hidalgo